Los dirigentes de la Unión Europea se esfuerzan por estrechar lazos con América Latina en una pugna por la influencia frente a Rusia y China. Sin embargo, la discordia en torno a la invasión rusa de Ucrania está frenando sus iniciativas. La UE planea ayudar a canalizar más de 45.000 millones de euros (50.600 millones de dólares) hacia América Latina y el Caribe hasta 2027, anunció el lunes Ursula von der Leyen, responsable de la Comisión Europea, en un simposio empresarial antes de una reunión de dos días en Bruselas con jefes de Estado de las regiones.
Los recursos -generados a partir de una fusión de fondos de la UE, aportaciones de los Estados miembros, bancos de desarrollo y contribuciones del sector privado- se destinarán a sectores como las energías renovables, las materias primas clave, la sanidad y la educación. Un objetivo vital para Europa en la conferencia es conseguir un mayor apoyo para Ucrania en su lucha contra la incursión rusa, frenar el dominio de China y asegurar el acceso a materias primas cruciales para su transformación digital y ecológica.
Sin embargo, los diplomáticos están en desacuerdo sobre una posible declaración para concluir la cumbre. La UE quiere una sección que denuncie «la guerra en curso contra Ucrania», lamentando «en los términos más severos la agresión de la Federación Rusa» y exigiendo «su retirada total e incondicional», según un borrador preliminar. Por el contrario, las naciones latinoamericanas y caribeñas se inclinan, por el momento, por «expresar su aprensión» ante la guerra y apoyar los esfuerzos por un cese inmediato de las hostilidades, revela el borrador.
Cuba y Nicaragua figuran entre los principales países que se resisten a una posición más dura en la declaración contra Rusia en relación con su intrusión en Ucrania, según informaron dos personas que solicitaron el anonimato sobre conversaciones confidenciales. «La guerra en el corazón de Europa arroja un manto de incertidumbre sobre el globo y destina a la guerra recursos que hasta ahora eran vitales para la economía y los planes sociales», declaró el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en la rueda de negocios. «La carrera armamentística agrava el desafío de hacer frente al cambio climático».
La UE y los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) llevan más de dos décadas negociando un acuerdo comercial. Sin embargo, los países latinoamericanos se han mostrado reacios al «Pacto Verde» de la UE y a los protocolos de reducción de emisiones de carbono, que imponen condiciones estrictas para acceder al mercado europeo. «Nuestro objetivo es deliberar hoy sobre cómo unificar aún más a nuestra población, mejorar nuestros lazos comerciales, reducir el riesgo, fortalecer y diversificar nuestras redes de suministro y modernizar nuestras economías de manera que disminuyan las disparidades y produzcan beneficios para todos», informó von der Leyen a los periodistas mientras saludaba a Lula.
Al declarar su ambición de invertir 45.000 millones de euros en la región, la UE se esfuerza por rebatir el dominio chino en la zona. España tiene previsto aportar unos 9.400 millones de euros de financiación pública, desplegando una mezcla de fondos de desarrollo, créditos a la exportación y otros instrumentos. Von der Leyen afirmó que todos los objetivos que esbozó son «alcanzables si logramos que el acuerdo Mercosur-UE supere el último obstáculo». También afirmó que la UE «invertirá mucho en América Latina y el Caribe». Lula declaró a los periodistas que su país está deseoso de compartir su «vigorosa actividad económica» con los aliados de la UE y el Mercosur. «Y lo que es más significativo, aspiramos a profundizar con la Unión Europea el diálogo -no sólo en lo que se refiere al desarrollo industrial y al crecimiento económico-, sino que pretendemos discutir a fondo la cuestión climática», añadió.