En la Declaración Universal de Derechos Humanos, la salud mental está implícitamente reconocida como un derecho fundamental. Sin embargo, su promoción y protección han quedado relegadas a un segundo plano en muchas agendas políticas y sociales, a pesar de su impacto indiscutible en la vida individual y colectiva. Este artículo pretende poner en primer plano la salud mental como un derecho humano fundamental, a menudo olvidado, pero absolutamente esencial.
Una vez, la medicina era un arte de sombras y conjeturas, un laberinto de signos y síntomas que los médicos tenían que interpretar sin un mapa. Pero hoy, gracias a los avances en medicina genómica, tenemos un faro que ilumina nuestro camino a través de la complejidad de las enfermedades humanas.