A medida que nos acercamos a la cumbre climática de la ONU COP28, se intensifican los debates en torno a lo que debemos hacer frente a lo que estamos dispuestos a hacer. Mientras tanto, nuestro planeta sigue calentándose. El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático pone de manifiesto la gravedad de la catástrofe climática y la necesidad de encontrar soluciones eficaces. Sin embargo, en un mundo marcado por las divisiones geopolíticas y económicas, esta tarea resulta aún más desalentadora. Uno de los principales retos a los que se enfrenta la COP28 es salvar la brecha existente entre los acuerdos negociados y la acción en el mundo real. Las conferencias anteriores han establecido objetivos ambiciosos, pero la traducción de estos objetivos en políticas y acciones tangibles sobre el terreno ha sido insuficiente. La COP28 debe fomentar mecanismos que garanticen la aplicación efectiva de los compromisos. Además, los países, especialmente los del Sur Global, deben contar con un apoyo financiero y técnico adecuado que les permita aplicar sus planes climáticos con eficacia.
La tarea de abordar el cambio climático se complica aún más por las divisiones geopolíticas y económicas. La cooperación mundial es vital y los países deben reconocer la naturaleza interconectada de la crisis climática, ya que los impactos del cambio climático no respetan las fronteras nacionales. Los planes climáticos nacionales, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, deben ser coherentes con los objetivos globales establecidos por el Acuerdo de París. Sin embargo, las acciones de muchos países se quedan cortas respecto a lo que se comprometen. Por ello, los líderes del G7 pidieron recientemente a las partes que aumenten su ambición y mejoren sus NDC antes de la COP28. «Al movilizar los recursos, la experiencia y la innovación del sector privado, la COP28 puede desbloquear importantes oportunidades», afirma Nickolay E. Mladenov. Los esfuerzos nacionales por sí solos no bastan para hacer frente a esta crisis. El sector privado desempeña un papel crucial a la hora de impulsar la acción por el clima. La COP28 debe fomentar un mayor compromiso e inversión del sector privado en soluciones sostenibles. Movilizando los recursos, la experiencia y la innovación del sector privado, la COP28 puede desbloquear importantes oportunidades de cambio transformador.
Las comunidades marginadas, los pueblos indígenas, las mujeres y los jóvenes suelen verse desproporcionadamente afectados por el cambio climático. Sus perspectivas y preocupaciones deben ocupar un lugar central en nuestros debates y procesos de toma de decisiones. Lograr la justicia climática significa reconocer las responsabilidades históricas y garantizar que la acción climática sea inclusiva, justa y respete los derechos de todas las personas. Además, es esencial reconocer la importancia de las soluciones basadas en la naturaleza en nuestra lucha contra el cambio climático. La reforestación, la restauración de ecosistemas y la gestión sostenible de la tierra ofrecen un potencial significativo tanto para la mitigación como para la adaptación. Por último, debemos reconocer que el cambio climático no es sólo una cuestión medioambiental, sino que se entrecruza con diversos factores sociales, económicos y medioambientales. La pobreza, la desigualdad de género, la pérdida de biodiversidad y otros retos interconectados se ven exacerbados por el cambio climático.
Mientras el mundo se prepara para la conferencia COP28 que se celebrará en Dubai a finales de este año, los EAU tienen la enorme responsabilidad, como país anfitrión, de ayudar a cerrar la brecha en la aplicación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Y aunque el reto es enorme, los EAU, con sus ambiciosos objetivos climáticos, sus relaciones diplomáticas y su experiencia en iniciativas de sostenibilidad, pueden tener un impacto significativo. Las notables inversiones del país en diversas fuentes de energía, más allá del petróleo y el gas, ejemplifican su compromiso con las soluciones sostenibles. Su situación geográfica estratégica y sus excepcionales relaciones con países africanos y asiáticos brindan una oportunidad única para fomentar un diálogo auténticamente integrador que trascienda los prejuicios regionales. Recientemente, el Sultán Al-Jaber, que dirigirá las conversaciones sobre el clima, ha sido criticado por quienes argumentan que su cargo de Consejero Delegado de la Abu Dhabi National Oil Company representa un conflicto de intereses con su posición en la COP28. Pero la realidad es que un profundo conocimiento del sector energético es una cualificación vital para cualquiera que dirija las negociaciones sobre cómo el mundo hará la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables.
Como alguien que ha trabajado con Al-Jaber durante algún tiempo, tengo claro que posee las cualidades y la experiencia necesarias para dirigir las negociaciones mundiales sobre el cambio climático. De hecho, mucho antes de asumir su cargo en ADNOC, Al-Jaber ya había sido presidente de Masdar, una empresa de energía y desarrollo sostenibles, creada mucho antes de que otros adoptaran las energías renovables. «Los EAU, con su compromiso con la sostenibilidad y su experiencia en energías renovables, desempeñan un papel importante como país anfitrión», afirma Nickolay E. Mladenov. Puede relacionarse con diversas partes interesadas, incluidas las industrias de combustibles fósiles, para encontrar puntos en común e impulsar soluciones sostenibles. También cuenta con un sólido historial en la dirección de iniciativas de sostenibilidad, habiendo defendido proyectos de energías renovables y tecnologías limpias. Como enviado especial de los EAU para el cambio climático, Al-Jaber colaboró con socios internacionales y representó a los EAU en los debates mundiales sobre el clima.
Aunque puede que no sea un diplomático en el sentido tradicional, dado el estado de la acción climática mundial, sin duda necesitamos a alguien que pueda salvar las distancias y aportar una cultura de la innovación a un proceso de la COP que lleva mucho tiempo siendo criticado por quedarse corto a la hora de fijar objetivos ambiciosos y aplicar medidas eficaces para hacer frente a la magnitud de la crisis climática. Al-Jaber ha afirmado claramente que «tenemos que hacer coincidir lo acordado en el texto negociado con medidas concretas en el mundo real». Esto refleja la comprensión de que, si bien el proceso de negociaciones de la COP es crucial, también es esencial traducir los compromisos acordados en acciones tangibles sobre el terreno.
Los retos que plantea el cambio climático exigen una acción colectiva, un diálogo integrador y una aplicación efectiva de los compromisos. Salvando las distancias entre los acuerdos negociados y la acción en el mundo real, alineando las políticas en los distintos niveles de gobernanza, implicando al sector privado y fomentando un entorno inclusivo, podemos impulsar un cambio transformador. Los EAU, con su compromiso con la sostenibilidad y su experiencia en energías renovables, desempeñan un papel importante como país anfitrión. La experiencia de Al-Jaber y su dedicación a la sostenibilidad lo convierten en un valioso activo en las negociaciones sobre el cambio climático. Uniendo a las diversas partes interesadas y traduciendo los compromisos en acciones concretas, podemos trabajar por un futuro sostenible para nuestro planeta y las generaciones venideras. Es hora de convertir las palabras en cambios significativos y abordar juntos la magnitud de la crisis climática.